Somos una Congregación religiosa internacional, fundada en Turín el 29 de enero de 1910 del Beato (San) José Allamano, servimos a la Iglesia en la misión del primer anuncio del Evangelio a quien no conoce todavía a Jesús, verdadera consolación del Padre.
Nuestro Padre Fundador, en un dialogo filial con María Consolata (fue rector del Santuario a ella consagrado durante 46 años), sintió el deseo de formar misioneros y misioneras para la evangelización y el anuncio de la salvación a todas las personas.
La misión ad-gentes de anuncio a los no cristianos es principio carismático de nuestra acción apostólica
y nace de una profunda relación con Jesús, Hijo misionero del Padre (Constituciones, 64)
Contribuimos en el crecimiento de la comunidad cristiana colaborando con otras fuerzas pastorales en la formación de laicos en los varios ministerios.
Acogemos con respeto la diversidad de confesiones y de religiones y promovemos una convivencia intercultural e interreligiosa pacífica y solidaria.
Comienza la historia
El canónico José Allamano abre sin tanto ruido, el Instituto de las Hermanas Misioneras de la Consolata en Turín.
Llegada a Kenia
Las primeras 15 Misioneras de la Consolata llegan a Limuru. La Superiora del grupo es la Hermana Margherita Demaria. Poco a poco van sustituyendo a las Hermanas del Cottolengo.
Llegada a Tanzania
Seis Misioneras de la Consolata llegan en caravana a Tosamaganga. Se ocupan de la escuela, de los enfermos y de las visitas a los pueblos.
Llegada a Etiopía
La tierra soñada del Fundador acoge el primer grupo de Hermanas después de tantos años. Sin embargo, durante la II Guerra Mundial el Instituto sale del País y regresa solo en 1975
Llamadas por el Espíritu Santo a participar del Carisma, don de Dios a Padre Fundador, ofrecemos la vida, para siempre a Cristo en la Misión ad gentes, o sea a los no cristianos, para el anuncio de salvación y consolación.
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