Aventuras extraordinarias (pero no tanto) de una Hermana Misionera de la Consolata en Alabama.
Aventuras extraordinarias (pero no tanto) de una Hermana Misionera de la Consolata en Alabama.
Entre los muchos sueños que he tenido, mi gran sueño era el de ser misionera y tender la mano para…
El 10 de julio de 2022, en la Catedral de los Santos Pedro y Pablo, en Ulaanbaatar, una solemne celebración…
En el Continente Africa la misión se orienta hacia el primer anuncio del Evangelio, el diálogo interreligioso con el Islam y con las religiones tradicionales. En la misión de primer anuncio se tejen cotidianamente relaciones significativas de cercanía a las personas, que favorecen la apertura de nuevos caminos, ya sea con el Islam, como con las religiones tradicionales.
Donde la presencia musulmana es mayoritaria, el primer anuncio se realiza a través del testimonio de vida y de la caridad, para ser perfume de Cristo entre los Musulmanes; sin embargo, en cada realidad, se da testimonio del amor de Dios por medio de la promoción humana, en especial en el área de la educación y de la salud.
En la Iglesia local se promueve la formación de la conciencia misionera, propia de cada discípulo de Jesús.
Mirando la realidad de nuestra Región África hoy, somos este fuego vivo, un fuego templado, escondido – es decir mujeres pequeñas e humildes que viven el Carisma en la fidelidad y perseverancia, en una entrega constante de sí a la Misión.
Desde los años noventa, se privilegió la presencia entre los Pueblos Originarios o Nativos.
La experiencia y la reflexión han revelado y confirmado siempre más que el ad gentes en América encuentra su expresión en esta opción apostólica.
Las Misioneras de la Consolata han acompañado a los grupos nativos en la reivindicación de sus propios derechos, negados por los gobiernos nacionales o bien usurpados por los poderosos del lugar. Con el tiempo, se unió el compromiso para conocer siempre más las culturas y las espiritualidades de los Pueblos, en un diálogo simple, cotidiano, que exige tiempos prolongados y relaciones significativas con la gente.
La Región América confirmó como prioridad:
A través de la presencia de cercanía a las personas, en profunda unidad entre todas las Comunidades del Continente y del Instituto.
Las Hermanas Misioneras de la Consolata llegaron en Asia en 2003, como respuesta a las nuevas fronteras del ad gentes.
El ad gentes en Asia es, inequivocablemente, el horizonte de nuestra Misión. Prácticamente en todo el vasto territorio asiático, la Iglesia representa una minoría, consciente de ser una semilla esparcida en el campo inmenso de las culturas asiáticas, para fructificar a través de un testimonio de vida sencillo y los más posible radical de la novedad del Evangelio.
Nuestras presencias en Asia están en sintonía con estas opciones de esencialidad: primer anuncio del Evangelio; promoción humana a través de proyectos sencillos, al alcance de la gente y sin grandes estructuras; diálogo interreligioso; cuidado con el patrimonio cultural e religioso de los Pueblos asiáticos; fuerte espiritualidad como camino de evangelización.
Las grandes tradiciones espirituales del Continente constituyen una invitación a investir mucho en la dimensión orante y contemplativa, en un panorama de cotidiano diálogo interreligioso. Es un camino misionero que requiere despojarse de sí, para concentrase en lo esencial, que no se calcula necesariamente a través de números o resultados, sino en intensidad.
Para nuestro Instituto, Italia es la cuna en la cual nacimos: “en Europa están los lugares de nuestra espiritualidad, el corazón del Carisma, las raíces del Instituto”. Son lugares sagrados, un don para todas las Hermanas. Estamos llamadas a mantenerlos vivos, a valorar su significado, a acoger las Misioneras de la Consolata de cualquier edad y nacionalidad y a ofrecer tiempos de profundización carismática y formación.
Las Hermanas mayores y enfermas viven el momento del regreso, de la entrega, comunicando más íntimamente con la entrega de Jesús. Uniendo nuestras enfermedades a las de Jesús, estamos asociadas en el proceso de sanación de la humanidad.
En Europa, hoy se vive la realidad de inter gentes: esta dimensión interpela a los Institutos misioneros para que encuentren formas y estilos nuevos para la Misión hoy. Algunas presencias se transformaron en espacios de consolación y cercanía con los migrantes, los refugiados, las mujeres que quieren quebrar las cadenas de la trata. Insertas en la Iglesia local, las Hermanas animan misioneramente las Comunidades cristianas.
Llamadas por el Espíritu Santo a participar del Carisma, don de Dios a Padre Fundador, ofrecemos la vida, para siempre a Cristo en la Misión ad gentes, o sea a los no cristianos, para el anuncio de salvación y consolación.
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