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Testimoniando la misión

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La comunidades de Argentina-Bolivia, la AMV se vive en comunión con los LMC y MC cuando es posible. Este ha sido el plan desde hace muchos años y son momentos fuertes en que se respira el aire de la comunión como miembros de la Familia Consolata. Cada año vivimos tres momentos fuertes que son la misión de verano que dura entre 10 a 15 días en una provincia elegida en el mes de enero; luego en el mes de marzo- abril se vive la experiencia de Pascua joven dándoles a los jóvenes la experiencia de la pasión de Cristo y finalmente se organiza el retiro proyecto de Vida en colaboración con los jóvenes que quieren profundizar más sobre nuestro carisma.

Actualmente estamos también acompañando como la familia Consolata a los jóvenes misioneros de la Consolata que están haciendo su camino de profundización en el Carisma y discernimiento.
Las tres experiencias empiezan siempre con los encuentros de los animadores de AMV, que en nuestro territorio integran: los laicos misioneros de la Consolata (LMC); los jóvenes misioneros de la Consolata (JMC) los misioneros de la Consolata (IMC) y las hermanas misioneras de la Consolata (MC). Sin embargo, estos dos años, hemos tenido que hacerlo entre LMC, JMC y MC.

Vale la pena mencionar que la experiencia misionera juvenil de verano está anclada en tres pilares importantes: Oración, Formación y Misión. Por eso, nuestra preparación siempre incluye la consulta con los párrocos sobre los temas que consideran relevantes para la juventud de su parroquia en un momento determinado.

El objetivo principal de estos pilares no es solo compartir el fecundo Carisma que Allamano nos ha legado, y, que aún es muy relevante para los jóvenes de este tiempo, sino también formar a los jóvenes como agentes pastorales de sus parroquias.

Hemos tenido experiencias de jóvenes que con mucha fe y amor han asumido su llamado a ser misioneros en sus parroquias a través de la integración en diferentes grupos parroquiales y diocesanos. Jóvenes que había abandonado la iglesia o se había perdido en vicios adictivos.

Para nuestras sesiones de oración y profundización de los temas utilizamos la dinámica del círculo de confianza, donde formamos pequeños grupos de cuatro a cinco jóvenes con un animador, donde se comparten las experiencias de la vida de oración y formación, en estos círculos pedimos discreción total de lo hablado, y a los jóvenes se les hace prometer confidencialidad de tal manera que lo que se comparte en el grupo, quede únicamente para el grupo.

Otro factor importante en esta experiencia es el acompañamiento personal de los participantes. Somos conscientes que la formación que damos en esos encuentros mueve muchas cosas en la vida interior de los jóvenes y por eso cada animador acompaña durante el tiempo libre y también aprovechando el avance de la tecnología organizamos el acompañamiento durante todo el tiempo del año a pedido de cada joven.

Bajo el lema: “Abramos el corazón a una esperanza viva”
y con la participación de 30 jóvenes más 10 miembros del Equipo, del 3 al 13 de enero del 2025 nos embarcamos a la misión.

Este año la experiencia de la misión de verano nos llevó a la provincia de Santiago del Estero, también conocido por su elevada temperatura. La provincia se encuentra en el norte de Argentina, y está a límite con la provincia de Chaco donde muchas de nuestras hermanas han trabajado por muchos años.

Tuvimos la suerte de tener no solamente LMC y JMC, sino también las hermanas de votos temporáneos que se encuentra en Argentina Bolivia que facilitaron mucho esta experiencia con los jóvenes.

Empezamos el viaje el primero de enero, llegando en su mayoría el segundo o tercero de enero. Tuvimos unas horas para el descanso en la parroquia de Perpetuo Socorro en Monte Quemado y el día 4 nos trasladamos a un pueblito que se encuentra a 25 kilómetros de Monte Quemado llamando Urutaú. En el primer día empezamos con la ambientación de la escuela donde nos ubicaron y allí tuvimos la experiencia de los jóvenes que limpiaba el piso o lavaba platos por la primera vez.

Fue una experiencia también de experimentar la escasez de agua y también del buen uso de la electricidad, y de desprendimiento con los teléfonos para encontrarse con uno mismo y formar alianza con el grupo. Los jóvenes llenos de vitalidad juvenil pusieron todo de si en los momentos de oración, formación y la misión.

Durante las visitas a la casa, nos dimos cuenta de la necesidad de escucha que la gente tiene. Uno comentó que no había recibido visita a su casa desde hace 30 años atrás y que la visita de los jóvenes misioneros le había devuelto la esperanza en la iglesia y en Dios.

También descubrimos que la mayoría de la gente abandonaron la Iglesia católica por otras sectas, ya que la atención pastoral en la zona es muy poca y no personalizado como solemos hacerlo durante las misiones. En el tercer día celebramos el día de los reyes magos con ellos, y en esto también nos sorprendieron diciéndonos que ellos nunca habían hecho tal celebración.

Terminamos este día con la Santa Misa y el compartir entre peña y comida con la comunidad, uniendo así las diversas sectas de los cristianos y los católicos todos juntos en esta celebración de agradecimiento.

Después de haber trascurrido 3 días en este lugar, regresamos a Monte Quemado para la segunda fase de la misión, donde se pudieron sumar los jóvenes locales. La dinámica era igual, y la parroquia tenía la atención pastoral necesaria que nos permitía tener la misa todos los días.

Las casas para visitar eran muchas y encontramos mucha gente con la sed de alguien que le escuchara. Las visitas de las casas se hacia mas tarde ya que la temperatura oscilaba entre los 37°C y 50°C. Fueron días intentos y algunos sufrimos la insolación, pero no nos detuvimos, sino que seguimos con mucho amor a las visitas.

Tuvimos la bendición de recibir mucha gente que nos abrió no solamente su puerta sino también su corazón, compartimos las experiencias de la Vida, la experiencia de la oración con el evangelio de día. Tuvimos la suerte de bendecir no solamente las casas sino también muchas personas que pedía bendiciones en el camino. animamos toda la comunidad con cantos misioneros y con el talento de cada joven.

Una realidad nos quedó muy claro, que la Iglesia necesita más misioneros jóvenes, que llena los corazones con la esperanza y el vigor de la vida nueva. Después de la evaluación y el compromiso de cada joven para con su vida, partimos para nuestras comunidades; cansadas sí, pero llenos de gozo del encuentro y del compartir la fe en este año dedicada al jubileo de la esperanza.

Hna Emma Ganda, mc

Desde mi punto de vista lo que significó para mi la misión es de compartir mi fe y la esperanza con aquellas personas que nos hemos reencontrado en sus casas. Sin embargo también significó mucho amor por que en el momento de ir a llevar (anunciar) la palabra de Dios, es lo que para mí significó mucho y también adonde puedes reencontrarte con Dios sobre todo.

Cuando hablo de que significó mucho para mi es porque la misión te transmite Amor, Alegría, Fe, Esperanza, Paz.

Cuando hablo de Amor: es como sentir ese amor hacia Jesús, al ver también a los niños con su carita de ternura.

Cuando hablo de Alegría: me siento alegre al ver cómo más jóvenes se suman a una experiencia hermosa como es la misión.

Cuando hablo de Fe: es ver a los jóvenes, a los niños que nunca pierden ese granito de fe, más que nada que la tienen intacta, es como ellos han cambiado a su debido tiempo, es como si fuera que nunca se dan por vencidos.

Cuando hablo Esperanza: si bien hablaba en lo que era en el año jubilar no, para mí más que nada es no perder esa esperanza de que puedas cumplir con lo que deseas, o muchas veces tenés esa esperanza de que puede surgir algo.

Y cuando hablo de Paz: siento como que Jesús abunda en mi corazón, porque gracias a Él puedo hacer lo que yo puedo hacer, como salir a misionar y llevar su palabra a distintas comunidades.

¿¡¿Qué es la Misión para mí?!?
Es difícil responder cortito a una pregunta que me atraviesa la vida. La misión es mi camino, es mi vocación desde muy chica, y crecer con un estilo de misión, el Allamaniano, el dió desde el comienzo un sentido a todo.

Está misión de verano compartida con la Familia Consolata, fue encuentro con amigos, fue un desafío, una felicidad y un reencontrarme conmigo, y con Jesús…

Fue abrazos con amigos, charlas profundas con los jóvenes que Dios nos puso en el camino para acompañar y cuidar. Fue vida llena de sentido, que cargo el resto del año, fue impulso para todo lo que Dios proponga.

Está misión de verano fue cantos a los gritos por la calle, caminatas bajo el sol, misas compartidas, canciones abrazados y rondas de chacarera…
Está misión para mí fue felicidad.

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José Allamano